CONTEMPLAD EL ROSTRO DE LA MISERICORDIA
“JORNADA PRO ORANTIBUS”; 22 de mayo de 2016.
SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA
TRINIDAD.
De
ahí procede que el Creador también nos dotó de interioridad, de intimidad, para
recibir amor y dar amor, para la comunión. No somos una superficie sin
profundidad, exterioridad corporal sin alma interior. Por ello somos capaces de
Dios hasta el punto de alojarse en nuestro interior el mismo Señor, que nos
creó.
Consciente
y libremente entramos en el Misterio de Dios, cuando por creer en Él nos
sabemos amados y amamos. Esta es la experiencia de la Vida Consagrada
Contemplativa. A este estado de vida se llega tras hacer el camino, que nos
descubre San Agustín: “Nos has hecho,
Señor, para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti”
(Confesiones 1,1). Y ahí permanecemos para “tratar
de amistad estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos que nos ama”
(Santa Teresa, Libro de la vida 8,5). Es un estar en amor con quien sabemos que
está con nosotros amándonos y que afecta a nuestro ser. Preciso es creerlo y
quererlo, para vivirlo.
Vida
Contemplativa es el ser y el estar con el Señor de modo muy visible: <<María, sentada junto a los pies del Señor,
escuchaba su palabra... “María, pues, ha escogido la parte mejor, y
no le será quitada”>> (Lc 10,38-42). Gran don que el Señor
concede a su Iglesia, que en la Jornada de hoy ora por las/los que son su
corazón orante, su alma viviente. Así lo reconoce la Iglesia y así lo agradece
al Señor, su Esposo. El lema de la Jornada es el mismo Jubileo de la Misericordia
en horizonte contemplativo: “Contemplar el Rostro de la Misericordia”.
¡Cuánto nos sugiere este lema!
La
“Jornada pro Orantibus” nos va
haciendo conscientes de la lenta desaparición de nuestras Comunidades
Contemplativas en la Iglesia Particular de Astorga. Un interrogante con varias
respuestas posibles. Entre esas varias respuestas no podemos orillar nuestro
hacer pastoral incapaz de profundizar en la mente y en el corazón, para entrar
en la vida de nuestros creyentes. Un
trabajo pastoral tan de costumbre rutinaria que para nada interpela a los que
van entrando en este hacer y vivir superficiales. Así viene siendo en los
grandes montajes religiosos, en los que nuestra gente participa como
espectadores, aunque tengan asignada alguna intervención particular. No hay
interrogantes; no hay corazón creyente. ¿Habrá experiencia orante en este tipo
de acciones pastorales? Si nuestra acción pastoral no nos lleva a orar, se
vuelve estéril y nos aleja de la Vida Contemplativa.
Día eclesial “Pro Orantibus” para
pensar, reflexionar, meditar, orar, agradecer e interrogarse.
P
Manuel Blanco M, cm; Delegado para la
Vida Consagrada.
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