Jesús le dice: “Dame de beber” ( Jn 4,7)
Semana de oración por la Unidad de los Cristianos
Del 18 al 25
de enero se celebra todos los años la Semana
de Oración por la Unidad de los Cristianos. Son unas fechas muy oportunas
para reflexionar sobre el grado de unión que las Iglesias ya han alcanzado. Y
para orar todos para llegar a la plena unidad que Cristo quiere. Se han dado ya
pasos muy importantes hacia la unión, pero existen todavía serias dificultades
para llegar a la unidad plena.
La Semana de Oración por la
Unidad de los Cristianos es una iniciativa a la que se adhieren la mayoría de
las Iglesias y confesiones cristianas y que se viene celebrando desde 1908.
Desde
1975 los materiales para esta Semana son inicialmente propuestos por un grupo
ecuménico local y asumidos después por el Pontificio Consejo para la Promoción
de la Unidad de los Cristianos y la Comisión «Fe y Constitución» del Consejo
Mundial de Iglesias. Para la Semana 2015 los materiales han sido inicialmente
elaborados por un grupo de trabajo creado por el Consejo Nacional de Iglesias
Cristianas de Brasil (CONIC), con la activa participación del Centro Ecuménico
de Servicios de Evangelización y Educación Popular (CESEP) y del Centro
Ecuménico de Estudios Bíblicos (CEBI).
En los últimos
años en Brasil han surgido muchas pequeñas comunidades cristianas de carácter
pentecostal o evangélico que compiten entre sí para tener más fieles, más
presencia en los medios de comunicación y más subvención estatal. Esta competencia
lleva a veces a considerar a las otras comunidades cristianas como adversarias
con las que es mejor no tener ningún trato y de las que no hay nada que
aprender, haciendo que se marquen bien las diferencias. De ahí que el texto
bíblico de referencia pare este año y el lema han sido elegidos para
exhortarnos a dejar atrás una mentalidad competitiva entre las Iglesias y
comunidades cristianas y a adoptar una actitud que valore la complementariedad
y reconozca la necesidad que tenemos los unos de los otros.
En el encuentro
entre Jesús y la mujer samaritana junto al pozo de Jacob que narra el
evangelista Juan en su escrito (Jn 4, 1-42) y que constituye el texto
bíblico de referencia para este año, Jesús, cansado del viaje, pide a la mujer
agua: «Jesús le dice: “Dame de beber”» (Jn 4, 7). Sin embargo, Jesús
también dirá poco después que él le pueda dar a ella «agua viva», un agua que
se convertirá dentro de ella en un «surtidor de agua que salta hasta la vida
eterna» (Jn 4, 14). De este modo, en la propuesta de oración para este
año se nos invita a probar agua de un pozo diferente y a dar un poco de la
nuestra, es decir, a saber reconocer y valorar el don de Dios y las riquezas y
valores que están presentes en los demás, a compartir, a darnos cuenta que la diversidad
no es una amenaza, sino que puede convertirse en una riqueza.
Un
acontecimiento de mucha trascendencia ecuménica e interreligiosa que ha tenido
lugar el año pasado y que no podemos dejar de mencionar en este mensaje ha sido
la peregrinación del papa Francisco a Tierra Santa con ocasión del 50
aniversario del encuentro en Jerusalén entre el papa Pablo VI y el patriarca
Atenágoras.
Junto a esta importante peregrinación a Tierra Santa,
cuyo motivo principal fue ecuménico, también en los demás viajes realizados por
el santo padre a lo largo del año pasado, como el de Corea, el de Albania y muy
especialmente el de Turquía, la preocupación por la unidad de los cristianos y
el diálogo entre la religiones siempre ha estado en primer plano.
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